Ley de Memoria Histórica

El nieto de Franco: «Los que reclaman el Pazo de Meirás son los mismos que lo quemaron en 1978»

Francisco Martínez-Bordiú asegura que la reclamación del Gobierno sobre Meirás es una "represalia" por no haber cedido a las pretensiones de la familia Franco en la exhumación del dictador.

El Gobierno tendrá que probar la "mala fe" de Franco para recuperar el Pazo de Meirás

El nieto de Franco: «Los que reclaman el Pazo de Meirás son los mismos que lo quemaron en 1978»
Francisco Franco Martínez-Bordiú

«Es de vital importancia recordar que algunos de los que hoy lo reclaman demagógicamente para el pueblo fueron los mismos que lo quemaron en 1978», asegura Francisco Franco Martínez-Bordiú sobre el Pazo de Meirás. El nieto mayor del dictador afirma que tras el incendio que asoló el inmueble fue su madre quien, «viendo caerse a pedazos el Pazo, decidió reconstruirlo».

Una rehabilitación que se prolongó durante 4 años -entre 1998 y 2002- y supuso, según la versión de Francisco «un inmenso trabajo, costosísimo», en términos económicos, y que «a pesar de las grandes difamaciones actuales» no supuso para la familia Franco la percepción de ninguna ayuda por parte de la Administración.

Tal es así que fuentes próximas a la misma confirman a OKDIARIO que el importe de la restauración podría aproximarse a los 100 millones de pesetas de la época. Ni «una sola» de las cuales procedió de «subvenciones de un Estado que ahora presume de ser ‘propietario’ del Pazo ya desde el año 1938…», dice el nieto del dictador en un artículo publicado en la web de la Fundación Francisco Franco. Y con ello se refiere al argumento central que la Abogacía pública esgrime en su escrito de demanda. Un documento que asciende a «casi 100 páginas y más de 1.000 folios», entre anexos y pruebas.

La tesis del Gobierno socialista de Pedro Sánchez ante la Justicia es que Franco «poseía el Pazo con la intención de que se lo quedase el Estado, por el hecho de sufragar los gastos de la residencia veraniega» del que era su «Jefe» en aquel momento, apunta Francis. «Un Estado que, por cierto, se desentendió absolutamente del Pazo desde que mi abuelo murió y también cuando se quemó por completo en 1978», y prosigue: «Aunque viendo lo bien que había quedado decidieron declararlo Bien de Interés Cultural».

Para el nieto mayor de Franco -y uno de los más mediáticos- la razón que lleva al Ejecutivo en funciones a reavivar esta reclamación del histórico inmueble es contentar a la «izquierda populista».»La incalificable acción iniciada contra nosotros, pone de manifiesto la más absoluta falta de respeto a la propiedad privada, a nuestro sistema registral y a la seguridad jurídica, buscando el rápido impacto de la noticia», denuncia públicamente Francis. «Pretenden expoliar nuestro patrimonio por motivos políticos y demonizarnos haciendo parecer okupas en nuestra propiedad», añade.

Propiedad de Franco 

Fue en 1938, «cuando algunos notables gallegos decidieron que Franco, como gallego de nacimiento, debería tener una residencia de verano en Galicia», recuerda el nieto del dictador. «Fueron miles los gallegos -y no gallegos- que quisieron contribuir de forma simbólica», a su compra, «las donaciones forzosas» no existieron «y las amenazas no fueron tales», añade Francis quien atribuye a manipulaciones interesadas de las «bien engrasadas asociaciones de la memoria histórica y nacionalistas separatistas gallegos (BNG)», dichas versiones.

«Lo cierto es que la suscripción pública no cubrió apenas el 10% del precio, pues la mayor parte se cubrió por parte de personas relevantes de la sociedad gallega, pero era necesario para que mi abuelo aceptase una ofrenda semejante, que ya había rechazado antes por venir de una sola persona. Posteriormente mis abuelos compraron durante años terrenos aledaños y mi abuela compro hasta un Pazo ‘el de Doudro’, para traer piedras antiguas y mejorar el Pazo de Meirás», escribe en su artículo.

Además, el nieto de Franco recuerda que su abuela, Carmen Polo, pagó en 1976 «el 16% de impuestos por herencia de su marido, en la que incluía el Pazo de Meirás». Y que en dicha ocasión el Estado «no rechazó dicho pago». Como tampoco lo hizo cuando ésta «se lo donó a mi madre pagando de nuevo» los correspondientes «impuestos, que el Estado cobró y más recientemente hemos heredado sus hijos pagando también (…) sin que el Estado haya puesto objeción alguna».

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